Los neumáticos son el único punto de unión entre nuestro
vehículo y el suelo. Por nuestra seguridad, es conveniente saber cuidarlos y
mantenerlos en las mejores condiciones posibles.
Según un estudio de Bridgestone del 2012, el 78% de los
vehículos presenta baja presión en los neumáticos y el 25% de los
automovilistas conducen con los neumáticos desgastados más allá del límite
legal. Para evitar el desgaste y la rotura es fundamental mantener la presión
adecuada en nuestros neumáticos. Además de ganar en seguridad, la conducción será
más cómoda y limpia.
¿Cómo medimos la presión de los neumáticos?
Para medir la presión de los neumáticos necesitas un
“manómetro”. Si no dispones de uno, puede dirigirte a la gasolinera más cercana
y utilizar las máquinas de medición que tienen para ello.
No olvides parar el motor del coche, poner el freno de mano
y medir la presión de todas las ruedas del coche. ¡OJO! No te olvides de la rueda de repuesto.
Si alguno de tus neumáticos tiene la presión baja, debes
ponerle aire. Si, de lo contrario, tus neumáticos tienen la presión alta,
debes quitarle aire.
¿Cuál es la presión adecuada?
Cada coche es diferente, por lo que se debe consultar el
manual de cada fabricante para determinar la presión exacta de nuestro
vehículo. Los riesgos serán mayores cuanto más nos alejemos de esa presión recomendada.
¿Con qué frecuencia debemos medir la presión?
Aconsejamos revisar la presión de los neumáticos al menos
una vez al mes.
¡OJO! No midas la presión después de un viaje largo cuando
los neumáticos están calientes, ya que la presión será más elevada de lo
normal. Asegúrate de que los neumáticos están fríos en el momento de la
medición.
Por último, os dejamos los consejos de uno de los mayores
fabricantes de neumáticos. Michelin recomienda:
- Acudir a un especialista para revisar los neumáticos de su vehículo si tienen más de cinco años, al menos una vez al año.
- Seguir las recomendaciones de sustitución de los neumáticos del fabricante del vehículo.
- Cambiar los neumáticos de más de diez años desde la fecha de fabricación, aunque parezcan estar en buen estado y no hayan alcanzado el límite legal de desgaste.